Larga noche

Recuerdo del primer mensaje :

Me levanté del sofá y miré por la ventana ,* voy a ir al bosque del mundo humano para dar una vuelta * pensé .
Cogí mis armas por si me atacaban , mis llaves , una cazadora y un bolso . Era una noche negra como el carbón y lo único que la iluminaba era la blanca luna que se alzaba en mitad del cielo .
Llegué y empecé a caminar en mitad de las calles de la ciudad , no había nadie . La gente se encontraba en sus casas , los hogares estaban iluminados por las bombillas del interior . Tardé mucho tiempo en acabar de atravesar la ciudad , miré hacia los lados y no había nadie , sólo veía la sombra de las farolas que la iluminaban .
Eché una mirada y veía la ciudad iluminada , desde dónde estaba podía ver el camino que había realizado .

- Pero que largo es este camino , madre mía - Dije .

Continué caminando y me adentré en el bosque frondosos , había numerosos árboles muy altos , llegué a un lugar dónde había una roca enorme dónde me decidí sentar .

Al escuchar a Trangel y a Samantha no pude soltar una gran carcajada. Tras haberla soltado, no podía parar de reírme. Cuando ya máso menos pude parar decidí hablar.
-Tranquilos es solo un corte... jaja... Lo siento es que es tronchante vuestra reacción- Dije terminando con una sonrisa.

Me levanté y abrazé por detrás a Trangel.

-No te ofendas pero no soy una muñeca, me se defender tranquilizate- Dije.

Tras decir eso, le di un beso en el cuello. Me acerqué al cadáver, y saqué el hueso que sobresalía de la anterior unión de cartílagos. Tras esto miré a Samantha con una sonrisa y se lo lancé.

-Píllalo Sami- Dije

Mire a Himeka como cogía el hueso y me lo lanzaba, aunque no sabia que me lo iba a lanzar lo cogi al vuelo y empece a girarlo cual bastón de ''majorette''. La verdad es que me hacia gracia eso de utilizarlo como un bastón. Me gire mientras lo seguia girando y escuche lo quedecia Occidens:

-Por mi vale, no tengo otra cosa que hacer...- me gire a Himeka - y tu hermanita, te apuntas ?- dije con una sonrisa y dando una vuelta en el aire al hueso y cogiendolo nuevamente con la mano derecha.

No quedaba ningun demonio vivo y la verdad es que no tenia ganas de hacwer nada mas, la noche pasaba bajo nuestras cabezas y el cielo se ponia de un oscuro que cubria todo, la noche ya habia caido.